Falta de agua, comida en mal estado y hacinamiento hacen pensar que los refugios de emergencia construidos por Biden no garantizan los derechos de los niños migrantes en Estados Unidos
Durante el último tiempo, el gobierno de Biden ha estado haciendo grandes esfuerzos por mejorar la situación de los menores migrantes detenidos en refugios de emergencia. Sin embargo, 17 testimonios de menores entre 9 y 17 años han llevado a pensar que estos esfuerzos no son suficientes para garantizar los derechos de los niños migrantes en Estados Unidos. Sus declaraciones han coincidido en que pasan sed, comen comida en mal estado, se encuentran hacinados y atraviesan cuadros de depresión severa.
La mayoría de los niños que se alojan en estos refugios provienen de países centroamericanos, principalmente los del Triángulo Norte: Guatemala, Honduras y El Salvador. En algunos casos pasaron varios meses en estos refugios de emergencia mientras aguardaban una solución más apropiada para sus casos. Durante su estadía debieron soportar degradantes condiciones de hacinamiento y enfrentar problemas para dormir bajo luces muy brillantes y con ruidos constantes. Además, lo más importante de todo es que el contacto con sus familiares era poco frecuente.
Desde que asumió, el gobierno de Biden ha tomado distintas medidas para tratar de solucionar los problemas de la comunidad migrante en general, incluidos los solicitantes de asilo y los menores migrantes centroamericanos en situaciones riesgosas. Sin embargo, los testimonios demuestran que los esfuerzos realizados hasta ahora no han alcanzado para garantizar un trato humanitario hacia los menores y que los derechos de los niños migrantes en Estados Unidos aún deben ser garantizados.
Menores migrantes: de la custodia de la CBP a la custodia del HHS
En los últimos meses, los menores migrantes fueron trasladados desde las atestadas estaciones de la Patrulla Fronteriza hacia los refugios de emergencia construidos especialmente para este fin. La idea es que los niños permanezcan allí hasta tanto pueda establecerse contacto certero con sus padres o tutores a cargo en los Estados Unidos.
El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) es quien tiene a cargo actualmente la custodia de la mayoría de estos menores. A finales de abril, la cifra alcanzaba los 22,000 niños pero por suerte, en el último tiempo, se ha ido reduciendo hasta llegar a los 14,500 menores migrantes no acompañados.
Algunos de los testimonios brindados por los menores demuestran que los esfuerzos de la administración Biden por garantizar los derechos de los niños migrantes en Estados Unidos dieron sus frutos. Sin embargo, otros dejan en claro que aún queda mucho por hacer.
Los testimonios de los menores migrantes que hacen pensar que peligran los derechos de los niños migrantes en Estados Unidos
Uno de los testimonios es de una niña hondureña que pasó casi dos meses en las instalaciones de emergencia luego de haberse separado de su padre cuando cruzaban un río hacia Estados Unidos. Dijo que por la gran angustia que sentía había sido incluida en una lista de vigilancia de suicidios mientras aguardaba en el refugio de Fort Bliss en El Paso, Texas.
Respecto a la comida, la niña afirmó que “es horrible” pero lo más grave de todo es que encima podría estar en mal estado: “Ayer nos dieron hamburguesas, pero no pude comerlas porque el pan tenía un olor fétido… Realmente solo como paletas y jugo porque esa es la única comida en la que puedo confiar”.
Una niña de 14 años proveniente de Guatemala aseguró que en el refugio de Houston donde se encontraba hacía mucho calor y que a menudo pasaba sed por lo que debían beber leche vencida cuando se acababa el agua. Lo peor de todo es que contó que 8 niñas se desmayaron por el calor y la falta de agua, aunque el personal del refugio las llevó rápidamente a un hospital cercano.
Otra niña, de 17 años de edad, declaró que no había podido obtener información sobre el estado de su caso y que había tenido muchas dificultades para conseguir una cita con un consejero que la ayude a atravesar la depresión que sufría. “Muchas de las chicas aquí lloran mucho”, dijo. “Muchos de ellos terminan teniendo que hablar con alguien porque tienen pensamientos suicidas”. Lo mismo afirmó otro joven de la misma edad:
“No hay nadie aquí con quien pueda hablar sobre mi caso. Tampoco hay nadie aquí con quien pueda hablar cuando me siento triste. No hay nadie aquí; Solo hablo con Dios. Me ayuda y lloro. Sería útil si pudiera tener una Biblia” aseguró conmocionado.
Desde el equipo de la abogada Erika Jurado esperamos que pronto el gobierno tome cartas en el asunto para garantizar plenamente los derechos de los niños migrantes en Estados Unidos. Si tu o alguien de tu familia necesita asesoramiento legal vinculado a cuestiones migratorias, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Puedes llamarnos al 1-855-910-8244 para consultarnos sobre tu caso.