La administración de Joe Biden decidió acelerar la emisión de documentos de autorización de empleo para algunos migrantes. Básicamente personas de origen haitiano, nicaragüense, venezolano y cubano.
Esto ya ocurre desde el 1º de octubre, cuando el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos (USCIS) decidió priorizar el procesamiento de permisos de trabajo beneficiando a más de un millón de personas.
Pero hay un problema, el enorme grupo de inmigrantes que en algunos casos vive desde hace décadas en el país, y que deben esperar meses por renovaciones de permisos cada vez más demorados.
Esto está generando un marcado enojo que se refleja fácilmente en las redes sociales. De hecho, algo de esto contamos en un artículo en este mismo blog.
La tensión es tan creciente que la agencia de noticias Associated Press (AP) decidió publicar un informe al respecto titulado “Crecen las tensiones entre los recién llegados y los inmigrantes con raíces profundas en EEUU”.
Allí, AP expone en detalle casos de migrantes históricos que rechazan la llegada de grupos nuevos, en especial la de aquellos que arriban con los nuevos permisos de trabajo que se extienden por cinco años.
Enojo por los migrantes nuevos con permisos de trabajo
De acuerdo con la información de AP, líderes municipales, gobernadores y otros funcionarios en diversos puntos de Estados Unidos se han mostrado favorables a respaldar a los inmigrantes que llegan en busca de refugio y la posibilidad de trabajar legalmente.
No obstante, esta postura desata tensiones entre los inmigrantes que han residido en el país durante muchos años, incluso décadas, y aquellos que acaban de llegar.
Los residentes de larga data sostienen que no gozan de los mismos beneficios que los recién instalados, especialmente en lo que concierne a la obtención y renovación de permisos de trabajo.
Por otro lado, los recién llegados perciben que los inmigrantes ya establecidos les están dando la espalda.
Protestas
En el artículo, AP pone como ejemplo una manifestación de miles de inmigrantes en Washington, donde le solicitaron a Biden que también les dé permisos de trabajo (o acelere la entrega) a quienes están en Estados Unidos hace ya largo tiempo.
Los carteles sostenidos durante la manifestación llevaban mensajes como “Permisos de trabajo para todos” y “Espero hace 35 años un permiso de trabajo”.
En este escenario, los arrestos de migrantes que llegan de manera ilegal a Estados Unidos desde el sur superaron los 2 millones por segundo año seguido entre septiembre de 2022 y el mismo mes de 2023.
En paralelo, cientos de miles de migrantes fueron legalmente admitidos en el mismo periodo a partir de nuevas políticas destinadas a evitar (o al menos frenar) los cruces.
Jesús “Chuy” García, representante demócrata de Chicago, le confirmó la situación a AP.
García habla de “tensiones y cuestionamientos” entre personas que recién arriban y las que “esperan por décadas por oportunidades de conseguir una green card y tener un camino a la ciudadanía”. Reconoce que los permisos de trabajo son uno de los detonanantes.
Migrantes y los permisos de trabajo: diferencias
Los solicitantes de asilo están obligados a esperar 6 meses para pedir una autorización de trabajo, aunque el procesamiento de esa solicitud demanda alrededor de un mes y medio para ocho de cada 10 personas, según datos de USCIS.
En contraste, aquellos que cruzan la frontera usando los nuevos procedimientos legales establecidos por la Casa Blanca no tienen esperas demasiado prolongadas.
Hasta el mes octubre, cerca de 270 mil migrantes llegados desde Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela consiguieron un estatus legal temporal llamado “parole” gracias a tener un patrocinador financiero.
Además, otros 340 mil migrantes lograron citas a través de la aplicación telefónica CBP-One para entrar a través de los puestos de control en la frontera mexicana.
En septiembre, la administración Biden dijo que buscan reducir a un mes el tiempo de espera para los permisos de trabajo de aquellos que ingresan a Estados Unidos de forma legal.
Hasta finales de ese mes, se enviaron 1.5 millones de correos y SMS recordando que personas eran elegibles para trabajar, dice AP.
Testimonios
AP relevó el testimonio de distintos inmigrantes y todos se expresaron en el mismo sentido: tensión entre los recién llegados y los “antiguos”.
Uno de ellos es José Guerrero, un mexicano que arribó hace casi tres décadas para trabajar en la construcción.
Él dice que comprende a los recién llegados y su necesidad de escapar de las crisis de sus países, pero que luego de tanto tiempo en Estados Unidos, querría trato igualitario.
“Vienen y les dan todo tan fácil. Y uno, que hace años trabaja y cumple con los impuestos, nada”, dice Guerrero, dueño de una pequeña compañía de jardinería en Homestead, cerca de Miami.
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