En un evento celebrado el domingo 19 de noviembre en Texas, el exmandatario estadounidense, Donald Trump, respaldado por el gobernador Greg Abbott, volvió a repetir lo que había dicho unos días antes sobre inmigración.
Dijo que está determinado a “tomar el control” de la frontera entre Estados Unidos y México.
Trump aspira a regresar a la Casa Blanca en 2024 y uno de los focos más importantes de su estrategia es criticar la actual situación migratoria y prometer hacer que la frontera sea “la más segura de la historia”.
Trump dice que Biden es responsable de la inseguridad fronteriza
Acompañado por Abbott, quien se ha mostrado a favor de una posible candidatura de Trump, el expresidente hizo hincapié en que su administración facilitará el trabajo de las autoridades texanas, especialmente aquellas que enfrentan lo que llama “desafío constante de la migración”, principalmente proveniente desde América Latina.
Durante su visita a Edinburg, al sur del estado, Trump habló de una supuesta invasión de “bandas de matones” permitida por Biden.
Según el secretario de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, desde que Biden asumió el cargo en 2021 han ocurrido 6 millones de interceptaciones de migrantes presuntamente ilegales.
Trump, el domingo, dijo en Texas que de acuerdo con sus proyecciones, al final del mandato actual, serían unas 15 millones de personas interceptadas por intentar ingresar de manera ilegal al país.
La retórica de campaña: la inmigración como amenaza
En las últimas semanas, la retórica de campaña de Trump ha tomado un tono más agresivo.
En efecto, cada vez que habló dijo cosas como que los migrantes ilegales están “envenenando la sangre” del país.
Sus denuncias contra los opositores políticos no han sido menos intensas, llegando a referirse a ellos como “alimañas”.
Esto es innegable: el plan de Trump, en caso de volver a la Casa Blanca, implica una dura represión contra los inmigrantes irregulares, con la implementación de centros de detención y deportaciones masivas.
Mano dura contra la inmigración en Texas
La visita de Trump a Texas, donde cuenta con un amplio respaldo, coincide con los preparativos de Abbott para promulgar una ley que convertiría en delito el ingreso irregular de migrantes a ese estado.
Esta legislación, ya aprobada por el poder legislativo, les permitirá a la policía local la potestad de detener y, en algunos casos, expulsar a los migrantes hacia territorio mexicano.
Ante estas posibles medidas, la cancillería mexicana expresó su rechazo, calificándolas como “antiinmigrantes” y advirtiendo sobre la separación de familias, discriminación y odio racial.
Si esta normativa se promulga, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) la considera como uno de los proyectos de ley más radicalmente antiinmigrantes jamás aprobados.
Además, Abbott ya había implementado medidas como la instalación de boyas en el Río Bravo para contener el avance de los migrantes.
Trump habló de “caos en la frontera”
Durante su discurso, Trump no escatimó en críticas hacia la situación actual en la frontera. En concreto, dijo que “el país se está yendo al infierno”.
Según él, hay una presencia alta de “gente mala” ingresando al territorio estadounidense, lo que está generado miedo entre los residentes cercanos a la frontera.
Aseguró que resolverá “el problema de la inmigración” y criticó la falta de compras de petróleo a Texas por parte de la administración Biden, prefiriendo, según él, adquirirlo desde Venezuela.
Mientras se decide su futuro en los tribunales debido a las acusaciones de fraude electoral, Trump continúa su campaña con miras a las presidenciales de noviembre de 2024.
En una reciente reunión con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, Biden agradeció la cooperación para enfrentar los “históricos niveles de migración”.
López Obrador, por su parte, elogió a Biden como un “buen hombre” y destacó que es el primer presidente que no ha construido muros en tiempos recientes.
Qué va a pasar con la inmigración si Trump vuelve a la Casa Blanca
No hay nadie que no anticipe un escenario más restringido para los inmigrantes en caso de un retorno de Trump al poder.
Las medidas propuestas, como centros de detención y deportaciones masivas, podrían marcar una era más dura en la política migratoria de Estados Unidos.
Se espera una mayor tensión en las relaciones con México, con posibles repercusiones económicas y sociales derivadas de políticas más restrictivas.
En medio de acusaciones de fraude y una retórica para nada conciliadora (no se esperaba otra cosa del expresidente republicano), el futuro de la política migratoria estadounidense se encuentra en un punto crítico.
Mientras algunos apoyan la mano dura propuesta por Trump con la inmigración, otros expresan su preocupación por las posibles consecuencias humanitarias y sociales que podrían surgir de una estrategia más punitiva.
Con información de The New York Times, CBS News y AFP.
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