Hoy te contaremos la segunda parte de la historia de Fátima, quien realizó una petición familiar para su esposo, quien a su vez tuvo que realizar un proceso consular en Guatemala y ella está en espera de que él regrese como residente legal.
Fátima Caballero, como residente legal de EU, pidió en 2016 a su esposo Leonardo Ba Tot para que él obtuviera también la residencia permanente legal en la Unión Americana. Dos años después, luego de que en 2018 el servicio de inmigración les notificara que había recibido su caso, fue que contactaron a la abogada de inmigración Erika Jurado.
Hoy, gracias a la labor comprometida y profesional de la abogada Erika Jurado, Leonardo está a unos días de convertirse en residente legal de Estados Unidos, pues se encuentra en Guatemala, de donde es originario, atendiendo todo lo relativo a su cita consular como parte de este proceso migratorio.
En el caso de Leonardo, dado que él tenía un ingreso ilegal a Estados Unidos, necesitaba además tramitar el perdón provisional a través del Formulario I-601A, el cual sirve para solicitar una exención provisional (conocido como perdón I-601A) por presencia ilegal antes de salir de Estados Unidos para presentarse a un consulado o embajada estadounidense en el extranjero (en este caso en Guatemala) para su entrevista de visa de inmigrante.
Fátima y Leonardo platicaron todo el proceso consular con su hija
Este proceso de la I601A fue desarrollado con el fin de acortar el tiempo que los ciudadanos estadounidenses permanecen separados de sus familiares inmediatos mientras están en el proceso de obtener visas para convertirse en residentes permanentes legales de Estados Unidos.
Y fue precisamente por esto que Fátima y Leonardo decidieron realizar estos trámites migratorios de la petición familiar y el proceso consular, porque no quieren que él siga estando en riesgo de ser deportado o castigado por la Ley de Inmigración durante años sin poder volver a Estados Unidos. Buscan estar juntos como familia sin ninguna restricción legal para Leonardo.
Lo hicieron porque quieren mantenerse siempre juntos al lado de su hija Kaylie.
“Nosotros lo platicamos desde antes con ella, y esa niña adora a su papá. Es muy cercana a mi esposo, tienen una relación muy cercana. A ella se le comunicó que podía ser que lo aprobaran o no, estaba muy informada del proceso. Siempre le hablamos con la verdad. Lo platicamos en familia y le explicamos”, cuenta la señora Fátima.
El día que su padre acudió a su cita del proceso consular en Guatemala, “ella no quería ir a la escuela, pero a las 10:30 de la mañana mi esposo ya estaba aprobado y yo le mandé un texto para que lo leyera a la hora del lunch y también ella estaba emocionadisima”, relata la madre de Kaylie.
En este momento que Leonardo sigue en Guatemala les marca a Fátima y su hija tres o cuatro veces al día.
“Para nosotros realmente esto sí es un sueño. Y yo le voy a decir, en el área en donde nosotros estamos, mi esposo es el primero de todos los conocidos que él tiene acá, es el primero que arregla papeles, y vemos parejas con americanas, que están juntos, y yo le digo a mi esposo: ‘¿por qué no inician un proceso, si ya tienen hijos’, sobre todo cuando ya hay hijos de por medio, ‘porque no comienzan a ver si pueden tener un estatus’”, revela Fátima.
Actualmente, Leonardo –quien llegó a EU en 2008– tiene su negocio propio de poda de árboles, le llaman cuando un árbol está invadiendo una propiedad y necesitan cortarlo, así lo han mantenido desde 2012 que obtuvo su licencia de contratista.
“Tenemos un negocio de servicio de árboles, tumbamos árboles que están secos o que están dañando la propiedad y les damos también servicio. Árboles y un poco de jardinería”, comenta Fátima.
¿Y cómo fue que Leonardo y Fátima se conocieron?
Fátima y Leonardo se conocieron a principios de 2010 en la gasolinera en la que ella trabajaba y de la que él era cliente frecuente. Luego de unos meses de conocerse, a finales de 2010 decidieron vivir juntos. En septiembre de 2011 nació su hija Kaylie, y a pesar de que Fátima no creía en el matrimonio, se casaron en 2016.
“Yo no creo en el matrimonio, mis papás son separados y nosotros vivimos una separación de mis papás, fue muy traumática para nosotros como hijos, yo estaba muy pequeña, y siempre le he tenido como miedo a firmar un papel. Pero es algo que traigo por el matrimonio de mis papás, y cuando yo vi la posibilidad de arreglarle a mi esposo, a mí me costó mucho”, comparte Fátima.
“De hecho todavía el día que nosotros nos casamos, me acuerdo cómo me sudaban las manos y me latía fuerte el corazón, porque yo decía: ¿realmente estoy haciendo lo correcto? Yo amo a mi esposo, pero le sacaba mucho a eso, a verme un día como mis papás”, revela para el Blog de la abogada Erika Jurado.
“Pero yo dije: es el papá de mi hija, es mi esposo; y yo dije, ‘yo quiero ver a mi esposo legal, trayendo una licencia del lugar donde él vive’, porque mi esposo traía licencia de otro estado. ‘Que mi esposo pueda ir donde él quiera y no traiga una licencia marcada’. Entonces fue donde yo dije: ‘pues vamos a ver qué pasa’ y fue cuando decidí casarme”, recuerda para los lectores de juradograham.com.
Y estaba tan convencida de que quería casarse con Leonardo, que incluso fue ella la que le propuso matrimonio a él.
“Yo le pedí matrimonio a mi esposo. Yo le dije a él que se casara conmigo, y él pensó que yo estaba jugando. Estábamos en un restaurante y yo había comprado un anillo de plástico enorme para un adorno que iba a hacer. Y le dije que se casara conmigo, y él se rió y le dije que era en serio, que si me iba a decir que no. Nos casamos sólo por el civil. En el patio de la casa, muy bonito”, rememora.
Hoy, Fátima tiene un mensaje para las parejas que aún están pensando en iniciar un trámite migratorio
“Primero, que se informen bien, busquen un buen abogado, si es la abogada Erika, mejor. ¿Hay posibilidades? Sí las hay, y yo siempre, antes de pedir a mi esposo lo miraba casi imposible por muchas situaciones y después de contratar a la abogada vi que era posible, que sí podíamos. No lo piensen, no duden, infórmense siempre con un abogado”, recomienda.
“Es una inversión porque sí se gasta, pero véanlo como una inversión y como una bendición para la familia, porque el día que mi esposo me habló y me dijo: me aprobaron. Yo me puse a llorar de la emoción. Y yo sé que esto es algo bueno para nuestra familia, porque yo sé que si mi esposo sin papeles pudo hacer un negocio, mi esposo va a hacer cosas mucho mejores con papeles. Entonces es una manera de salir adelante y sacar adelante a la familia”, expresa.
“Si tienen la posibilidad no lo piensen dos veces, hay que arriesgarse, pero como siempre no ir solos, siempre ir de la mano de un abogado y de un buen abogado. Porque a veces cometemos el error de agarrar un abogado y decir: ‘pues este me cobra menos’”, señala.
“De hecho, para mí, los precios de la abogada son muy justos, están dentro de las posibilidades de una persona que trabaja en Estados Unidos y que aparte tampoco se paga de uno solo. Vamos caminando con el proceso, y vamos caminando con los pagos también, que eso es otra manera muy buena de trabajar con ella. Que ella no le dice quiero el dinero en un sólo pago al principio; no, nosotros fuimos en el proceso y así fuimos haciendo los pagos”, detalla durante la charla.
Y por todo lo anterior, Fátima califica el trabajo de la abogada y del despacho Jurado-Graham como perfecto, de 100
“Perfecto, la verdad nosotros la hemos estado recomendando, para mí le doy un 100 de 100. Nosotros le damos un 100%, con nosotros fue el 100 en todo”, asegura.
“La comunicación es una de las principales características (del servicio con la abogada Erika Jurado), la comunicación y la información que ella tiene. No se le escapa nada, es así como ella dice que va a ser”, indica.
También recuerda y expresa que ella tenía miedo de que a su esposo no lo aprobaran. Si eso sucede, se preguntaba, ‘¿qué vamos a hacer?’, ‘¿cómo va a regresar?’, pero un día antes de que Leonardo viajara a Guatemala le hizo una última pregunta a la abogada:
“‘Yo quiero que usted me diga cuánta probabilidad tiene mi esposo de regresar a Estados Unidos legalmente, yo sé que quizá usted no me lo pueda contestar, pero yo quiero que usted me diga’”, revela nuestra entrevistada.
“Y me dijo: ‘Fátima yo le doy un 99% de que Leonardo regresa legalmente’ y eso para mí fue una tranquilidad porque yo dije: ‘ella sabe lo que está haciendo’, y eso me hizo quedarme muy tranquila porque yo tenía mucho miedo que mi esposo se fuera y no pudiera regresar legalmente. Yo sabía que él iba a buscar la manera de regresar, pero yo quería que él viniera legalmente y que no corriera riesgos ya”, comparte.
El proceso migratorio de Leonardo llevó alrededor de seis años, pero lo que igualmente recomienda Fátima es que “pongan los sueños, sobre todo en un abogado honesto como lo hicimos nosotros, y los sueños se hacen realidad. Nosotros queremos que la gente sepa que la abogada nos ayudó a nosotros, que somos un caso real”, expresó Fátima al terminar la entrevista. (Segunda parte). Te invitamos a leer la primera parte de esta historia.
Por Maurilio Soto.
Si tienes una situación migratoria complicada y quieres resolverla con alguien de confianza, con experiencia y paciencia, no dudes en agendar una cita con el equipo de la abogada Erika Jurado. ¡Nos enfocamos en todo tipo de casos migratorios y tenemos licencia para trabajar en todos los Estados Unidos!
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